Lo subliminal es aquello que se ubica por debajo del umbral de la consciencia, por lo tanto, como publicidad subliminal entendemos lo que no es percibido de forma consciente, pero de todos modos influye en la conducta.

Con la publicidad subliminal, es posible presentar un producto o servicio de modo que éste quiera adquirirlo sin conocer las razones auténticas que lo guían.

Niño meando en la pata delantera y león en la trasera, vale, ¿y el significado?

Lo que a muchos nos enseñaron como uno de los primeros estudios o como una prueba séria sobre el impacto de la publicidad subliminal se realizó en 1957 en EEUU ¡como no! por el polémico publicista James Vicary. Lo que hizo fue añadir uno o dos fotogramas por minuto en un vídeo con la marca que se quería anunciar (se trataban de Coca-Cola y una marca de palomitas). Las distintas frases que se usaron en los fotogramas tenían una duración exacta como para que el espectador pudiera leerla inconscientemente pero lo suficiente como para que no pudiera darse cuenta. El resultado fue muy positivo, las ventas de las marcas ascendieron considerablemente. En una, un 18% y en otra un 58%. Unos años más tarde en 1962, el experto fue entrevistado por una revista donde confesó que todo se trataba de una mentira, es decir, que dicho experimento nunca se llevó a cabo. El por qué de ello se encontraba en su propia empresa que sufría una crisis económica. ¡Otro mito de la publicidad por los suelos!

Todo gira entorno a suposiciones, estudios de tal y tests de Pascual.

El ejemplo de publicidad subliminal más conocido hoy en día se refiere a la botella de Coca-Cola: tiene la forma de una silueta de mujer para conquistar de modo subliminal a los hombres, cuenta la leyenda. La marca siempre ha mantenido que el diseño se inspira en la hoja de coca.

En el caso español, la Ley General de Publicidad de 1988 incluye la publicidad subliminal como un tipo de publicidad ilícita.

Coca-Cola en un frame de «El señor de los anillos». ¿Esto cómo se tarifa?

La existencia de la publicidad subliminal es un tema que continúa provocando controversias. Aunque es aceptada como un hecho real, y cuenta con una interesante bibliografía, para algunos investigadores, psicólogos y publicistas la publicidad subliminal tiene mucho de leyenda urbana. Muchas teorías de si existe o no, sobre las condiciones sobre las que se pudiera dar, umbrales de exposición a los que se deberían exponer las diferentes tipologías de consumidores…

Toda esta disertación teórica queda sepultada por el sexo… ¡qué raro! Cualquier búsqueda que se haga sobre ejemplos de publicidad subliminal termina convertida en una serie de anuncios sexuales, la verdad que muy poco sutiles o subliminales. ¿Es esto (el sexo explícito) publicidad subliminal? Porque no me creo yo que sea percibido de forma no consciente por el consumidor. El tema del sexo y publicidad da para tanto que lo dejamos para la siguiente cita en este blog.