La palabra SPAM tiene raíces estadounidenses y alma británica.
La empresa charcutera estadounidense Hormel Foods lanzó en 1937 una carne en lata originalmente llamada Hormel’s Spiced Ham. El spam proviene de la contracción de «Spiced Ham” y desde 1957 fue comercializado en latas que ahorraban al consumidor el uso del abrelatas.
Años más tarde un sketch de los británicos Monty Python propulso la fama definitiva de esta palabra “around the world”. La parodia nos sitúa en un casposo restaurante que sirve toda clase de menús y comida pero siempre aderezado con spam. Una mesonera repite el menú “hasta el infinito y más allá” y un grupo de comensales vikingos cantan la palabra “spam”, ahogando el sonido de otras conversaciones.
Cuando Internet comenzaba a crecer, algunos usuarios mandaban erróneamente mensajes personales a toda una lista de correo electrónico o a grupos de discusión.
Hacia 1993 alguien denomino esas intromisiones no deseadas como spam. Los mensajes eran como el spam del sketch que nadie quiere, algo que se repite innumerablemente hasta resultar molesto, algo así como del “ruido” generado en la parodia, como el correo electrónico «basura» que llega masivamente a nuestros buzones.
Unai Ingunza, Copy Creativo en Eñutt Comunicación